domingo, 7 de febrero de 2016

Proteger al mal (o proteger a la sinrazón) ya conlleva todos los insultos posibles, ya conlleva objetivamente el insulto-mal per se, el insulto solo destructor, tal insulto al cual no le es válida alguna justificación ética o es  el  que siempre es crueldad
Y ya, quienes lo aplican -como muchos intelectuales españoles a probación limpia y total-, ¡no tienen alma!porque han cedido los principios-valores de sus almas por los beneficios del proteger a lo mismo o a lo que domina en juegos sucios-sobreprotección, a la sinrazón.
La verdadera maldad siempre es que tú te bajes los pantalones por los intereses de la mentira, a la cual (a vía libre o sin frenarle ni cuestionarle nada) sirves vil.